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El Retrovisor

La ejecución del palio (I)

La llegada de la Santísima Virgen a la Hermandad iba a poner en marcha uno de los proyectos más ambiciosos emprendidos por la misma en toda su historia: la realización de un “paso” de palio con el que poder acompañar al Santísimo Cristo en la Estación de Penitencia del Martes Santo.

Es, posiblemente, el empeño de aquellos hermanos la verdadera causa de su logro, con las dificultades que ello suponía ante la difícil situación económica por la que se atravesaba en aquellos años, y los precarios ingresos de que se disponían. Desde luego, las subvenciones y donativos de que fue objeto la Hermandad en aquellos años y de lo que ya hemos hablado (véase “Luis Ortiz Muñoz), contribuyeron en mucho a poder emprender la obra, pero eso desde luego no debe restar un ápice de importancia al tesón de aquellos hermanos dispuestos ante todo a que la Titular de la Hermandad, la Santísima Virgen de la Angustia, pudiera algún día estrenar su “paso” de palio.

La primera noticia acerca del proyecto surge a mediados de 1943, en el Cabildo de oficiales de 8 de mayo de ese año, con el nombramiento de la llamada Junta de Reformas, que se constituye con la única finalidad de “hacer un paso de palio para la Santísima Virgen de la Angustia”, afrontándose los compromisos que se contrajeran con el esfuerzo personal de la Junta y sus colaboradores, nutriéndose de ingresos derivados de una subida de cuotas, donativos particulares, venta de loterías, rifas, de las hojas de suscripción pro-reformas entregadas a los hermanos y de otros recursos que pudieran obtenerse. Incluso, “al objeto de iniciar con el ejemplo y movidos por el entusiasmo que reina en la Junta”, se fijarían todos los miembros de la Junta de gobierno una cuota mensual de 100 pts.

El 29 de noviembre de 1942 es elegido Hermano Mayor D. Joaquín Ruiz del Portal y Rosillo, siendo el propósito de la Junta que va a encabezar que el “paso” de la Santísima Virgen pudiera hacer Estación de Penitencia en la Semana Santa de 1944 “con los respiraderos y varales totalmente terminados; manto y palio de terciopelo liso y sus demás elementos de exorno se procurarán de manera provisional y transitoria hasta que puedan ser adquiridos en propiedad por la Hermandad”, según reza el acta de la Junta de Reformas de 23 de junio de 1943.

Ya hemos hablado en otra ocasión (véase “Las cuentas del palio), que el diseño del “paso” fue encargado en primer lugar a Ignacio Gómez Millán, quien declinó el ofrecimiento, interesándose entonces de Joaquín Castilla Romero, que sería quien aceptaría la invitación definitivamente. También hemos hablado del proyecto ya diseñado que Castilla presentó a la Junta de Reformas y que según algunos autores, había sido ofrecido previamente a la hermandad de la Macarena. Lo que sí es cierto es que, con algunas modificaciones, no se tardaría un mes, concretamente en el Cabildo de 23 de junio de 1943, en aprobarse definitivamente el proyecto para el “paso” de palio, concebido como un “trono de sabiduría en el que se entronizaba a Santa María de la Angustia, proyecto que rompía con el estilo “juanmanuelino que predominaba en la época, para concebir uno de estilo renacentista.

Dibujo original de Joaquín Castilla del paso de palio.

El proyecto fue acogido con gran entusiasmo, solicitándose enseguida la concesión de la plata necesaria, estimada en unos 200 kilos, de los que fueron autorizadas entregas sucesivas por el Sindicato Nacional del Metal de 35 kilos cada una;  estos primeros 35 kilos fueron sufragados por José Blanco Benítez, al cual le sería reintegrada la suma correspondiente con los fondos que fueron cobrándose por la venta de la lotería de Navidad. También se adopta un primer acuerdo sobre el color del terciopelo a emplear, decantándose la Junta de Gobierno por el color rojo. Innumerables son las gestiones que se llevan a cabo para conseguir el cupo de plata necesario para completar la obra, gestiones que se concretaron con la Dirección General de Industria y el propio Ministerio de Industria y Comercio, de manera que en enero de 1945 la Hermandad había recibido ya 170 kilos de plata, cantidad que a finales del mismo año fue completada hasta alcanzar los 200 kilos necesarios. Es de reseñar que la Hermandad recibió sendas solicitudes de las hermandades del Gran Poder y de la Amargura, de préstamos de plata, accediéndose a ello y entregándose a la primera de ellas, la cantidad de ocho kilos, y a la segunda, dieciséis, garantizándose su devolución mediante escrito al efecto en un plazo máximo de un año.

La gran obra dio comienzo con la realización del juego de varales y crestería o moldura del palio, solicitándose dos presupuestos, uno a la fábrica de orfebrería “ARGENTA” y otro al orfebre Jorge Ferrer, presentándose ambos en el mes de noviembre de 1943; por la sociedad “Argenta” por un total de 39.000 pts, es decir, a razón de 3.250 pts. por cada uno de los varales, más el precio de la plata utilizada que se fijó a cuenta de la Hermandad, mientras que el presupuesto de la crestería, ascendería a un total de 43.625 pts.; el orfebre Jorge Ferrer, por su parte, presentó igualmente presupuestos de 38.400 pts., correspondiente a los varales, y de 40.000 pts. el de la crestería.

Presupuestos de ARGENTA y el orfebre Jorge Ferrer.

Lo cierto es que con fecha 27 de noviembre de 1943, se firmó contrato con Carisio Anzola Ceci, propietario de la fábrica de orfebrería “ARGENTA”, para la ejecución de los doce varales y al precio estipulado en el presupuesto anterior, con la única condición de que éstos habían de ser ejecutados por el maestro orfebre del taller, Emilio García de Armenta, empleándose un tiempo no superior a ocho meses; del mismo modo, el primero de diciembre se firmó igual contrato con Jorge Ferrer para la realización de la crestería, al precio de 26.500 pts., sensiblemente inferior al presupuestado y que había sido rebajado en fechas posteriores. Pocos días después “ARGENTA” enviaría escrito a la Hermandad manifestando su deseo de que “sea esta casa la única que efectúe todo el trabajo artístico para la confección del “paso” de la Virgen que tienen proyectado…”, rebajando el precio estipulado en el contrato y fijando uno nuevo de 31.750 pts., ya que “…lógicamente la propaganda (obtenida) redundará en beneficio de esta casa”.

No sabemos si fue el interés demostrado por “ARGENTA” para la ejecución exclusiva y total de la obra y consiguiente abaratamiento, o verdaderas razones técnicas, lo cierto es que el 25 de febrero de 1944 se requiere a Jorge Ferrer a “suspender de manera inmediata” los trabajos que sobre la crestería estaba realizando, hasta tanto se recabaran los oportunos asesoramientos técnicos que efectivamente serían requeridos al mismo Joaquín Castilla, autor del proyecto, quien con fecha primero de mayo emitió informe negativo al comprobar que “los trozos de moldura están deformados muy visiblemente, habiendo producido esta deformación una alteración en las medidas, lo que hace imposible su acoplamiento al varal y al palio y por tanto, su utilización”. A la vista de tan categórico informe, la Junta de Gobierno acordó dar por rescindido el contrato celebrado en su día con el Sr. Ferrer, “ya que el trabajo realizado no se ajusta a las condiciones establecidas”, aceptando éste dicha rescisión teniendo en cuenta los inconvenientes surgidos, rogando únicamente “se me conceda quedarme con los penachos, cabezas de ángeles y perillas, para aprovecharlos en la forma que me sea más beneficiosa…”, comprometiéndose a devolver una cantidad igual de la plata utilizada.

Rescisión del contrato con el orfebre Ferrer.

No terminarían ahí los problemas, ya que casi al mismo tiempo la sociedad “ARGENTA”, con quien se había contratado la realización de los varales, remitió carta el 24 de marzo de 1945 comunicando la terminación de dichos varales, y al mismo tiempo y “debido a las modificaciones para mejorar la obra proyectada, ésta se ha elevado en una cuantía considerable”. El aumento de la cantidad a pagar suponía ahora un total de 79.814 ptas., más del doble de lo estipulado en el contrato. Personados el Hermano Mayor Sr. Ruiz del Portal y Consiliario Sr. García García en la casa “ARGENTA”, requirieron a su propietario Carisio Anzola a que hiciese entrega de la obra, no consiguiéndolo al negarse éste hasta que se le abonara la totalidad del sobreprecio. Acompañados del notario D. Ángel Sainz de la Maza y Bringas, se constituyeron de nuevo en el domicilio comercial del Sr. Anzola a fin de entregarle requerimiento notarial para que se hiciese cargo de la suma de 19.000 ptas., resto de la cantidad pactada que quedaba por abonar, pero al no encontrarse aquel, se hizo la entrega del acta notarial en la persona de un administrativo. Recabados los oportunos asesoramientos de diversos orfebres sevillanos, se llegó al final a una solución intermedia, abonándose al Sr. Anzola la mitad de la diferencia existente entre la cantidad estipulada en el contrato y la solicitada por el citado orfebre.

Modificación del presupuesto de ARGENTA.

Obviamente el Sr. Anzola perdió el contrato de la crestería que sería definitivamente encargada a Emilio García de Armenta, quien contaba ya con taller por propia cuenta y quien el 15 de abril de 1945 presentaría presupuesto, que sería aprobado, por valor de 30.000 ptas. y quien daría por finalizada la obra haciendo entrega de ella el 12 de marzo del año siguiente. En el Cabildo de Oficiales del mes de septiembre de 1945 y a propuesta del Teniente Hermano Mayor Sr. Mejías Álvarez, se acordaría que hasta tanto se dispusiese del oro necesario para comenzar a bordar el palio y el manto, tanto uno como otro saliesen lisos, adquiriéndose a tal efecto pana de “no muy buena calidad”, cuyo importe fue de 2.500 ptas.

Los varales se llevaron a cabo en plata de ley, cincelada y repujada, con una medida de 283 cm. de altura. En las bases de los mismos aparecen representados, en un trabajo de orfebrería sin igual, santos y personajes devotos de la Stma. Virgen; así, figuran  Sto. Domingo de Guzmán, Alfonso X, Sto. Tomás de Villanueva, S. Juan de la Cruz, S. Pedro Nolasco, S. Pedro de Alcántara, Santiago Apóstol, S. Hermenegildo, S. Lucas, S. Vicente Ferrer, S. Ildefonso, S. Fernando, S. Leandro, S. Isidoro y S. José de Calasanz. En los fustes de los varales aparecen motivos cincelados y alusivos a las Escrituras y a la Virgen: fuente de gracia, huerto cerrado, puerta del cielo, gracia plena, escala del cielo, pozo de la verdad, ciudad de Dios, vara de Aarom, arca de Noé y arca de la alianza.

Diversos motivos de las bases de los varales del palio.      

(continuará)

(Esta entrada de la sección de ‘El Retrovisor’ ha sido elaborada por N.H.D. Antonio Gutiérrez de la Peña)

 

 

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