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«Hoy en día hay una vinculación del costalero más con el capataz que con la cofradía»

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¿Cuál es la visión actual de las cuadrillas de hermanos costaleros y hacía dónde se encamina el futuro de este fenómeno surgido en la Semana Santa sevillana? ¿Cuál ha sido su evolución en estos 50 años desde que un grupo de arrojados universitarios fundara la primera cuadrilla en el seno de la Hermandad de Los Estudiantes? ¿Hoy día, las cuadrillas son más de la hermandad o del capataz?…

Son algunas de las preguntas que salieron a relucir en la mesa redonda que, bajo el título ‘Hermanos Costaleros: Disponibilidad y Responsabilidad para con la Hermandad’, se desarrolló este jueves 10 de marzo en la casa de hermandad de Los Estudiantes. El hermano mayor de nuestra hermandad, Jesús Resa, fue el encargado de moderar y conducir un acto que contó con la participación de un selecto ramillete de antiguos hermanos mayores de la Semana Santa sevillana: Lucas Maireles (Valle), Miguel Muruve Pérez (Gran Poder) y José de Anca (Cerro del Águila), amén del que fuera secretario en la junta de gobierno de Los Estudiantes en aquel célebre Martes Santo de 1973 y pregonero de la Semana Santa de 2011, Fernando Cano-Romero.

Miguel Muruve, hermano mayor del Gran Poder entre 1992 y 2000 y componente de la cuadrilla de costaleros del Cristo de la Buena Muerte de Los Estudiantes desde el año 1974, recordó en primera instancia sus años bajo las trabajaderas del Crucificado de la Universidad: «En ningún sitio he visto un nacimiento de una cuadrilla de hermanos costaleros con la ilusión, con las ganas con el ímpetu con que se vivió aquello en la hermandad de los Estudiantes. Fue un gran revulsivo no sólo en el mundo de las hermandades, sino dentro de las facultades y dentro de la Universidad». Sin embargo, esa «revolución» inicial, a su juicio, se ha ido disolviendo con el paso de los años y «se ha ido convirtiendo en mayor medida en una pseudo profesionalidad de la trabajadera», lo que ha dado lugar a que exista «una vinculación del costalero más con el capataz que con la cofradía». «Conozco a hombres que salen de costaleros más en cofradías porque la saca el capataz fulano que porque ellos sean hermanos de esa cofradía». Muruve señaló que «desgraciadamente» los costaleros participan poco de la vida de hermandad, si bien «no es un fenómeno exclusivo de la gente del costal, sino que afecta a los cofrades en general».

Lucas Maireles, ex hermano mayor del Valle y antiguo costalero del Cristo de la Buena Muerte, aseguró que hoy en día las hermandades han «privilegiado» el lucimiento de sus pasos permitiendo a los capataces doblar las cuadrillas. «En eso hemos pecado las juntas de gobierno por querer lo mejor para la hermandad». En su opinión, las hermandades deberían apostar por «un discurrir digno y no por tanta florituras ni coreografías como últimamente vemos». Y señaló que «hay costaleros que lo que les gusta es el costal», a secas. «A lo mejor quieren emular a los profesionales que hacían la corría completa. Y van buscando pertenecer a la cuadrilla de determinado capataz que saca determinados pasos».

José de Anca, ex hermano mayor del Cerro, recordó los inicios de las cuadrillas de costaleros en su hermandad del Cerro en el año 89 «a base de muchos ensayos y donde se suplía la falta de experiencia con la ilusión y las ganas”. «El 70 o el 80 por ciento éramos noveles; no habíamos sacado otra cosa que no fuera El Cerro. Hubo que formar todo el entramado de las cuadrillas de costaleros con la particularidad de probar recorridos inéditos para Sevilla y para nosotros». Sobre la evolución que ha experimentado el mundo de las cuadrillas de costaleros en el último medio siglo, aseguró que «la tendencia que hay en la mayoría de las hermandades es que los costaleros se acercan más a la hermandad porque pertenezcan a la cuadrilla que porque en principio les llame la devoción a la imagen”. De hecho, dijo, “hay muchos que cuando dejan de pertenecer a la cuadrilla, concluyen su relación” con la hermandad. Añadió que «los costaleros viven más el término cofradía que el de hermandad» y aseveró que «en el fondo lo que hay es una gran falta de formación cristiana».

Por su parte, Fernando Cano recordó cómo desde su cargo de secretario impulsó hace 50 años la petición formulada por un joven universitario, José Luis Amoscótegui, para sacar al Cristo de la Buena Muerte con una cuadrilla de costaleros estudiantes. Dentro de la junta de gobierno, contó, «hubo quien se echó las manos a la cabeza» argumentando que el Cristo no era propiedad de la hermandad», una diatriba que se resolvió con una consulta al rector de la Universidad, quien mostró su apoyo a la propuesta.

A lo largo de la mesa redonda salieron a relucir otros debates, tales como si las cuadrillas son hoy grupos de presión dentro de las hermandades, el colapso de la Semana Santa o el excesivo intervencionismo de las autoridades en la organización de la fiesta. La mesa redonda culminó con la entrega a los participantes por parte del hermano mayor, Jesús Resa, de sendos Crucifijos del Cristo de la Buena Muerte, reproducción de los que durante décadas presidieron las aulas y despachos de la Universidad de Sevilla.

 

 

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