La hermandad de Los Estudiantes está acometiendo la restauración de la pareja de ángeles lampareros que escoltan, desde sendas columnas, el altar de nuestro Crucificado de la Buena Muerte en la Capilla de la Universidad.
Se trata de dos tallas anónimas de finales del siglo XVII, atribuidas al círculo de Roldán. Fueron adquiridas por la hermandad a la extinta parroquia de San Miguel en 1941 por un precio de 1.500 pesetas, siendo hermano mayor D. Tomás de Aquino García García. Durante nuestra estancia en la iglesia de la Anunciación permanecieron en la capilla del Cristo, pero una vez la hermandad se trasladó a la Capilla de la Fábrica de Tabacos se depositaron en el coro hasta que a mediados de los años 90 fueron otra vez colocados en su emplazamiento actual junto al altar del Cristo.
La intervención, que se prolongará durante cuatro o cinco meses, ha sido encargada al restaurador David Martínez Amores, en cuya trayectoria figuran ya trabajos como las restauraciones del San Juan y la Magdalena de la Hermandad de San Isidoro; la de los ángeles pasionistas (s. XVII) del paso de Cristo de la misma corporación de la Costanilla; la Virgen de Gracia (alabastro, s. XIV) patrona de Oliva de la Frontera; o la de la Virgen de los Dolores (s. XIX) de Umbrete, entre otros. Además, ha formado parte de los equipos de restauración en intervenciones como las de la restauración y reposición de atauriques del Salón Rico de Medina Azahara; el retablo mayor de Umbrete; el retablo mayor de San Felipe Neri (Cádiz); el Teatro romano de Itálica; o la restauración de piezas cerámicas almohades del Real Alcázar de Sevilla, entre otros proyectos.
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