La Medalla de la Universidad

En pocos años la Hermandad va a cumplir el Centenario de su fundación. Cien años desde aquel 17 de noviembre de 1924 en que, ante el Cardenal Ilundain, aquel grupo de profesores y alumnos de la Universidad Hispalense juraran las primeras Reglas de la Corporación. Desde aquella fecha la Hermandad, aun atravesando momentos difíciles e incluso abandonando su sede canónica para seguir a la propia Universidad en su traslado a otra zona de la ciudad, fiel a su idea fundacional ha permanecido siempre unida al ámbito universitario, manteniendo la presencia de Dios en dicho ámbito y promoviendo la alianza entre la fe y la razón.

Como reconocimiento a esta fidelidad y al arraigo de la Hermandad en la institución académica, el jueves 23 de abril de 2009 amaneció con una grata noticia que conmovió el corazón mismo de la Corporación. El Consejo de Gobierno de la Universidad Hispalense aprobó por unanimidad de todos sus miembros, la concesión de la Medalla de la Universidad a la Hermandad de los Estudiantes, como “reconocimiento a una institución arraigada en la propia Universidad desde su fundación en 1924 y que sirve de vínculo entre la institución universitaria y la sociedad sevillana”, según reza el acuerdo del Consejo de Gobierno de la Hispalense.

El intenso júbilo que se apoderó de toda la Hermandad seguro que tendría su reflejo allá en el cielo, donde todos aquellos hermanos que tanto lucharon a lo largo de la andadura de la Hermandad verían premiada así una fidelidad y una identificación tan sincera con la propia Universidad, como un ente más de ella misma, donde la Hermandad nació y vivió de la mano con los universitarios sevillanos de tantas y tantas generaciones, constituyendo en la fecha actual la institución universitaria más antigua de las que existen en el seno de la Hispalense.

El 18 de junio siguiente, en el Paraninfo del Rectorado de la Universidad, de manos del Excmo. y Magnífico Sr. Rector D. Joaquín Luque, en presencia de antiguos Hermanos Mayores y numerosísimos hermanos invitados para la ocasión, se le hizo entrega al Hermano Mayor de tan alto honor en señal del respeto y colaboración recíproca de ambas instituciones que, cada cual en su ámbito y ambas en el común mundo universitario, han sabido comprender que desde sus planteamientos propios y sin renunciar a sus principios fundacionales, es posible la armonización de la Fe y la Razón, de la Creencia en lo sobrenatural y la Ciencia.

En su alocución en dicho acto de entrega, el Hermano Mayor manifestaría que “…esta medalla premia lo que somos y lo que hemos construido. Somos una Hermandad y Cofradía joven pero perfectamente asentada e incardinada en la sociedad sevillana. Con los avatares propios de cada época histórica, la Hermandad ha sabido adaptarse a los tiempos e incluso ha sido pionera en movimientos que han trascendido al resto de Hermandades y Cofradías. Y todo ello, sin perder nuestro sello fundacional.

Esta distinción nos anima a seguir siendo y creciendo en el ámbito universitario. Sin renunciar a nuestros planteamientos cristianos y sin desistir de nuestro ser universitario. Hoy he tenido el honor, como Hermano Mayor, de recibir en nombre de la Hermandad de los Estudiantes la Medalla de la Universidad de Sevilla. En este Paraninfo se encuentran presentes Hermanos Mayores de la Hermandad de nuestra historia más reciente y muchos otros Hermanos que han sido y son referentes todos ellos para nuestros jóvenes y universitarios de la Hermandad. Por nuestras mentes desfilan hoy todas aquellas personas que con su dedicación y su ejemplo constante han hecho posible la Hermandad de hoy. Por ello, esta distinción solemne premia a todos aquellos Hermanos que desde el 17 de noviembre de 1924 hasta hoy fundaron, cimentaron, construyeron, participaron, difundieron, ayudaron y ampararon la resolución silenciosa que supone el actualizar día a día, en una esquina de la Universidad, el sueño de la Buena Muerte de Cristo, Buena Nueva para el joven de hoy, y el sereno abandono en su Angustia de nuestra Madre, la Reina de todos los universitarios.

Sin lugar a dudas ha merecido la pena esta andadura. Pero el camino sigue adelante. No podemos parar. Y los honores deben ser fruto de nuestro trabajo bien hecho y de nuestra fidelidad a nuestras Reglas y al Evangelio, de lo contrario no merece la pena. Es un honor que recibimos con la misma visión que tenía el preclaro universitario Fray Luis de León: El honor sigue a la virtud como la sombra al cuerpo”.

Desde la Semana Santa de 2010, la Santísima Virgen lleva prendida a su saya, la Medalla de la Universidad de Sevilla.

(Esta entrada de la sección de ‘El Retrovisor’ ha sido elaborada por N.H.D. Antonio Gutiérrez de la Peña)