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El Retrovisor

La ejecución del palio (III)

La ejecución del paso de palio tiene su continuación en el año 1953, cuando se va a conocer el primer presupuesto de los moldurones del techo de palio, que los talleres de Manuel y Esperanza Elena Caro presentan por un total de 77.000 pesetas, posponiéndose su ejecución hasta conocer la opinión de D. Joaquín Castilla en orden a simplificar el proyecto habida cuenta su excesivo coste.

Será a finales de 1954 cuando se presente a la nueva Junta de Gobierno encabezada por su Hermano Mayor Sr. Collantes de Terán y Delorme (que ha accedido al cargo el 27 de julio de ese año), el dibujo del techo de palio, no siendo hasta mitad del año siguiente cuando se presente el presupuesto por el taller de bordados de las  molduras del palio por valor de 65.000 ptas., algo menor que el cálculo anterior probablemente al haber sido simplificado por Joaquín Castilla, y del propio techo de palio por 125.000 ptas., a llevar a efecto en dos anualidades, facultándose al Mayordomo Sr. Moya García a convenir una reducción del coste de la obra sin perjuicio de conservar la línea de riqueza del proyecto de D. Joaquín Castilla, director técnico de la obra. El contrato definitivo de fecha 2 de agosto de 1955 fue firmado por el Hermano Mayor y el artista ejecutor, fijándose la realización del moldurón que sirve de enlace a las caídas y el techo del palio y éste mismo, en la suma de 190.000 ptas., figurando en contrato aparte los marfiles de cabezas de ángeles, ejecutados por el artista Sr. González Pérez, teniéndose prevista su conclusión para la Semana Santa de 1957.

Así, el día 29 de diciembre del mismo año 1955 tiene lugar un sencillo acto en los talleres de bordados de Caro en calle Conde de Barajas, con motivo de la “primera puntada” en el techo de palio de la Santísima Virgen, llevada a cabo por el Hermano Mayor y en presencia de los miembros de la Junta, antiguos Hermanos Mayores, el autor del proyecto Joaquín Castilla, propietarios, maestras y operarias del taller.

Dibujo original del techo de palio y el definitivamente realizado con las modificaciones introducidas.

Como vemos en la doble fotografía que antecede, el proyecto del techo de palio ideado por Castilla originalmente sufrió modificaciones, siendo las más significativas las habidas en su iconografía. Castilla ideó un doble rectángulo, siendo el exterior decorado con sendas roelas conteniendo las imágenes de los cuatro Evangelistas, y en el rectángulo interior flanqueando el gran tondo central los escudos del Cardenal Ilundáin y las Santas Patronas, Justa y Rufina,  además en dicho tondo central aparecía bordada en seda de colores la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad, separados ambos rectángulos por una secuencia del Stabat Mater.

Pues bien, en el proyecto ejecutado sobre terciopelo rojo y tisú de plata fina, con medidas de 3,18 x 2,15 cms., contemplamos los cambios que fueron introducidos definitivamente: los Evangelistas fueron sustituidos por los Patronos de las facultades universitarias entonces existentes: S. Isidoro (Filosofía y Letras), S. Alberto Magno (Ciencias), S. Raimundo de Peñafort (Derecho), y S. Lucas (Medicina); los escudos fueron cambiados también por los de la Ciudad y el Cabildo Catedralicio, y en el tondo central aparecerá María como Trono de la Sabiduría Divina, coronada por la leyenda IN GREMIO MATRIS SEDI SAPIENTIA PATRIS (“En el regazo de la Madre reside la sabiduría del Padre”), iconografía inspirada en un grabado del siglo XVIII de los hermanos Klauber que forma parte de un trabajo que estos artistas realizaron en la impresión de unas Letanías Lauretanas en el año 1768. La cenefa exterior está separada del rectángulo interior por una faja de tisú de plata con alabanzas a la Virgen: BEATA DEI GENITRIX MARIA VIRGO PERPETVA* TEMPLVM DOMINI* SACRARIVM SPIRITVS SANCTI*SOLA SINE EXEMPLO*PLACVUISTI DOMINO NOSTRO IESV CHRISTO.

Todas las figuras están bordadas en hilo de sedas de colores con fondos de paisajes, en la técnica llamada de milanés. Los rostros y manos, tallados en marfil. El boceto en escayola del tondo central se encuentra enmarcado en la sala capitular de la Hermandad.

Detalle del tondo central del techo de palio, también modificado.

Diversas disidencias debieron surgir entre el autor del proyecto y los artistas ejecutores del mismo, ya que a finales del año 1956 una comisión compuesta por el Hermano Mayor y el Mayordomo 1º es nombrada para resolver las disputas que, en la ejecución del proyecto surgieron entre el Sr. Castilla y el Sr. Caro. A comienzos de 1957, nuevos problemas surgen al conocerse la elevación del presupuesto inicial en 30.032,65 ptas. sobre el precio convenido, correspondiente a los jornales de doce mujeres trabajando durante veinte semanas, inconveniente que fue encomendado solucionar al Mayordomo 1º Sr. Moya García. Pero no serían éstos los últimos ya que en los inicios de 1958 el Sr. Elena Caro hace llegar a la Hermandad el haber sufrido un error de cálculo en la formación del presupuesto, de manera que, desglosados los trabajos realizados en las distintas partes del techo de palio y el coste de los mismos, llevan a una cantidad total de 350.000 pts., con una diferencia sobre el presupuesto inicial (que era de 190.000 pts.), de 160.000 pts. Así lo hace llegar a la Hermandad el Sr. Elena Caro en escrito de 9 de mayo de 1958, abonándosele por la Hermandad la suma de 40.000 pts., sin que conste otra entrega. El techo de palio sería finalmente estrenado en la Semana Santa de 1958 (un año más tarde del proyectado al inicio), siendo elogiado en todos los medios informativos de la época, y expuesto a la admiración de todos los cofrades en la Exposición de Estrenos del Ayuntamiento de la ciudad de ese año, a quien previamente la Hermandad se había dirigido en escrito de 23 de febrero de 1958, para que “…dada la importancia de la obra de bordado que ha de exponerse, le reserve el centro del testero del Salón Colón que da a la calle Granada”.

Distintos detalles del magnífico trabajo del techo de palio.

A finales de 1954 se propone a la Junta de Gobierno por el Sr. Diánez Leal (entonces Teniente Hermano Mayor de la misma), encomendar a Joaquín Castilla un proyecto de jarras para el “paso”, que serían costeadas por él mismo y el resto de los Oficiales de Junta. Probablemente, el elevado coste de las mismas hace desistir a éstos de esa primera intención, adoptándose fórmulas para sufragar el mismo, como la emisión de “acciones” a cien pesetas cada una. Lo que es cierto es que tal proyecto no vuelve a retomarse hasta 1959 (siendo entonces Hermano Mayor el Sr. Diánez Leal), en que es presentado el dibujo de las mismas por Castilla, e igualmente el de jarras pequeñas para la delantera del “paso”. Las jarras fueron sufragadas con donativos de los hermanos, estrenándose las delanteras en 1960 y demorándose las entrevarales hasta 1963, con un coste total de 15.000 pts. por cada una de ellas, más 50.000 pts., coste de la plata utilizada que lo fue en la cantidad de 8 kilos y 800 gramos.

Jarras de Armenta para el paso de palio.

Estas jarras entrevarales son octogonales, sobre un pie troncocónico moldurado, separadas las caras por balaustres con una rica decoración floral, salvo en la frontal en la que se representan escenas de la vida de la Virgen en pequeños relieves: la Anunciación, los Desposorios de la Virgen, la Adoración de los pastores al Niño, la Adoración de los Magos, la Huida a Egipto y la Sagrada Familia. En la cara opuesta figura el escudo de la Hermandad. Las asas son ángeles pasionarios que portan los elementos de la pasión: la espada, el gallo, la columna, la corona de espinas, los clavos, las tenazas y el martillo, la esponja y la caña. Cada uno de ellos está unido a la boca de la jarra por las alas, adoptando distintas posturas lo que otorga a la obra un mayor dinamismo.

—oOo—

El día 18 de enero de 1969 va a fallecer D. Joaquín Castilla y Romero, gran artífice del “paso de palio” de la Hermandad, dibujante excepcional que impregnó de un sello propio y peculiar el patrimonio artístico de la Cofradía. La unión de su portentoso lápiz, a las labores propias de Elena Caro y García de Armenta, fueron de una conjunción perfecta, hasta desembocar en una de las mejores joyas de la Semana Santa de Sevilla. Falleció después de que una trombosis le dejara parcialmente paralizado en 1967, y de haber sufrido una lesión ocular que le impidió dibujar desde dos años antes. El día 24 de enero, a las ocho de la noche, en la Capilla universitaria, la Hermandad celebraría “solemnes honras fúnebres por el alma de su Hermano Honorario y benefactor insigne”, como rezaba la esquela publicada en la prensa local.

Esquela de D. Joaquín Castilla aparecida en la prensa local.

Dos años después, en 1971, va a fallecer D. Emilio García de Armenta quien hasta el año anterior había acompañado a la Santísima Virgen en la Estación de Penitencia, “ejemplar y benemérito Hermano Honorario de nuestra Hermandad” –como se le califica en el escrito que se le dirige a su viuda Dª Isabel Concepción Bustillo-, insigne orfebre que había iniciado el oficio en varios talleres cordobeses y que, trasladado a Sevilla, llevaría a cabo su gran obra en el “palio” de la Santísima Virgen de la Angustia. Condecorado con la Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, moriría en la misma casa en la que tenía su taller a causa de una larga enfermedad. En dos años la Hermandad había perdido a  dos de los grandes artífices del “paso” de la Santísima Virgen. A sus honras fúnebres, celebradas el 30 de junio de 1971, asistiría una nutrida representación de la Hermandad.

Emilio García de Armenta.

En 1985, fallecería Esperanza Elena Caro, quien había comenzado en el arte del bordado a realce a corta edad en los talleres que fundaron sus tíos José y Victoria Caro, y quien, junto a su hermano Manuel, sería continuadora del mismo.  Considerada como una de las artesanas más prolíficas de la Semana Santa hispalense, recibió distintos galardones en vida, entre los que destaca la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo; insigne bordadora a cuyo taller se debe la mayor parte del “paso” de palio de la Santísima Virgen.

Junto a Castilla y García de Armenta, con ella desaparecería la última de los tres grandes artífices del mismo.

Esperanza Elena Caro.

(Continuará)

(Esta entrada de la sección de ‘El Retrovisor’ ha sido elaborada por N.H.D. Antonio Gutiérrez de la Peña)

 

 

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