En los tiempos anteriores a la propia fundación de la Hermandad, un nombre merece ser destacado por su reconocida devoción al Crucificado de Juan de Mesa.
El que fuera sacerdote y catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla, Padre Dr. D. Anselmo Leonardo García y Ruiz, fue quien probablemente, encontrando la Sagrada Imagen en lugar poco propicio, confirió en vida a su compañero de claustro Dr. D. Francisco Pagés y Belloc, antiguo Rector y Senador del Reino, el encargo de que se construyera una capilla adosada a la iglesia universitaria, para que en ella se diese culto al Cristo de la Buena Muerte, ofreciendo para ello la cantidad necesaria y aceptando las condiciones que se sirviera establecer la superioridad.
Solicitada la indispensable Real Orden para dar comienzo a las obras que habrían de efectuarse sobre un solar cercado de su correspondiente tapia adquirido al efecto entre la nave del crucero que apoyaba su frente a la plaza de la Encarnación y una casa particular, con fachada a dicha plaza, se dictó la Real Orden comunicada de 14 de octubre de 1913, registrada de entrada en la Universidad el 27 del mismo mes y año, cuya parte dispositiva dice así: “Visto el favorable informe de la Junta de Construcciones Civiles…y teniendo en cuenta que las obras han de ejecutarse con cargo a fondos particulares sin que se solicite del Estado cantidad alguna para auxilio de las mismas, toda vez que de conformidad con el ofrecimiento dado en su totalidad por el referido señor, S.M. el Rey (q. D. g.), ha tenido a bien autorizar la ejecución de las citadas obras y aprobar el proyecto de referencia, con sujeción a las siguientes condiciones: 1ª.- Como la Capilla ha de levantarse en terreno propio del Estado, destinándose a colocar en ella el Cristo de Montañés (sic) que se guarda y venera en la Iglesia de la Universidad, quedará la edificación en plena propiedad del Estado lo mismo que la citada Imagen. 2ª.- El Cristo deberá hallarse siempre expuesto a la veneración de cuantos visiten la Capilla, tanto en el concepto religioso como en el artístico, no pudiendo bajo ningún pretesto (sic) ocultarlo a la vista de los visitantes, salvo lo que el Rectorado acuerde en cuanto tenga relación con el régimen interior del Establecimiento. De Real Orden comunicada por el Sr. Ministro, lo digo a V.I. para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde a V.I. muchos años. Madrid 14 de octubre de 1913. El Subsecretario (firma ilegible). Sr. Rector de la Universidad. Sevilla”.
Acaecido el fallecimiento del Padre García y Ruiz el 29 de diciembre de 1913, sus herederos decidieron cumplimentar la última voluntad del difunto, dándose comienzo a las obras de construcción de la nueva capilla el 6 de mayo de 1914 bajo la dirección del arquitecto José Gómez Millán, quedando terminada la misma el 24 de diciembre del mismo año. En ese mismo día, fue trasladada a la capilla recién terminada la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, y cuatro días más tarde, el 28 del mismo mes, previa autorización del Sr. Cardenal Arzobispo D. Enrique Almaraz y Santos, el Capellán de la Universidad D. Miguel García Miranda celebró solemne Función, procediéndose a bendecir la capilla y quedando de este modo consagrada al culto de la Sagrada Imagen, cumpliéndose así con la expresa voluntad del donante por cuyo eterno descanso, el siguiente día 29 se celebraría Santa Misa de Réquiem. En el archivo de la Hermandad se conserva una estampa-recordatorio que, con la imagen del Crucificado, reza de esta forma: “Santísimo Cristo de la Buena Muerte que se venerará en la capilla propia construida con este piadoso fin y donada a la Iglesia de la Universidad por voluntad expresa del Sr. Dr. D. Anselmo L. García y Ruíz, Presbítero, Catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma (q.s.g.h.)”, figurando en el reverso la solicitud de asistencia a la Misa Solemne de bendición e inauguración de la Capilla el día 28 de diciembre, y a la Misa con responso, en sufragio del alma del donante (q.e.p.d.), para el siguiente día 29.
Por escritura pública notarial otorgada en 16 de abril de 1915 ante D. José Gastalver Gimeno, bajo el número 167 de su protocolo, fue verificada la entrega de la capilla del Santísimo Cristo al Rector de la Universidad, a la sazón Ilmo Sr. D. Antonio Collantes de Terán y Martínez, Catedrático de Lengua y Literatura Latinas, cuya recepción la realizó en nombre del Estado y con arreglo a determinadas cláusulas, entre las que estaba la del traslado de los restos mortales del fundador de la capilla, a la cripta construida ex profeso en el interior de la misma.
El 26 de enero de 1925 fueron trasladados los restos mortales de D. Anselmo García y Ruiz (que se hallaban depositados en el Panteón de la Hermandad de Sacerdotes de San Pedro “ad víncula” en el cementerio de San Fernando de nuestra ciudad), a dicha capilla para su inhumación en la cripta preparada a tal fin, colocándose la siguiente laude sepulcral:
“D.O.M. En este sagrado lugar yacen los restos mortales del Señor Dr. Don Anselmo Leonardo García Y Ruiz, Pbro., Catedrático que fue de la Facultad de Filosofía y Letras de esta Universidad Literaria y a cuyas expensas labróse esta Capilla del Stmo. Cristo de la Buena Muerte. Descansó en la paz del Señor el 29 de diciembre de 1913. Rueguen a Dios Nuestro Señor por el eterno descanso de su alma”.
En dicha capilla adosada al templo de la Anunciación permaneció el Stmo. Cristo de la Buena Muerte hasta el año 1943 en que fue trasladado al altar del crucero del lado del evangelio. El espacio de la capilla es utilizado hoy día como dependencias de la Hermandad del Valle, que también ocupa el altar del crucero. En su interior, oculta por un armario, se halla la lápida de la sepultura del sacerdote que quiso enseñar a toda Sevilla su devoción al Cristo de la Buena Muerte.
(Esta entrada de la sección de ‘El Retrovisor’ ha sido elaborada por N.H.D. Antonio Gutiérrez de la Peña)