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El Retrovisor

Las coronas de la Virgen

Completar un relato sobre las distintas coronas que ha poseído la Santísima Virgen a lo largo de los años reviste ciertas dificultades por la escasez de datos que vengan a corroborar cuanto se exponga sobre ello. No obstante, procuraremos ofrecer una panorámica general sobre estas distintas preseas que han ceñido en algún momento de la historia de la Hermandad, la cabeza de la Santísima Virgen.

Y en primer lugar, deberemos distinguir entre las dos imágenes de la Virgen que la Hermandad ha poseído, haciendo referencia en primer lugar a aquella que el escultor e imaginero Antonio Bidón entregara a la Hermandad, tras el ofrecimiento de éste, y previa aprobación de una Cabildo General Extraordinario celebrado el 21 de diciembre de 1930.

En todas –y escasas–, fotografías que nos han llegado hasta nuestros días de la Virgen de Bidón, aparece siempre con la misma corona, y ello desde el momento de su bendición por el arzobispo Ilundain, el 8 de marzo de 1931. Esta corona no debía tener mucho valor artístico, pareciendo ser de metal y de serie, como se advierte en la fotografía actual de la misma que la Virgen aún posee donde recibe culto, en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de la localidad de Bezana (Burgos), bajo la advocación de Virgen de los Dolores, tras la donación y entrega de la misma que la Hermandad hizo al Padre Bernabé Ruiz, tras ser sustituida por la Virgen de Astorga.

La Virgen de la Angustia de Antonio Bidón.
Bendición de la Stma. Virgen y la corona tal como se conserva en la actualidad.

Únicamente, en una publicación que figura en el archivo de la secretaría de la Hermandad, aparece la Stma. Virgen con una gran diadema que probablemente se debiera a un préstamo de alguna otra hermandad, aunque desconocemos este extremo. Como curiosidad, el pie de foto hace referencia a “Nuestra Señora de la Angustia, de la iglesia de la Anunciación (capilla de la Universidad), Cofradía de los Estudiantes. Obra del escultor sevillano señor Bidón, que sale este año por primera vez (Foto Barrera)”, cuando de todos es sabido que la imagen no procesionó nunca.

La Junta de Gobierno presidida por D. Tomás de Aquino García y García decidió en 1942 la sustitución de la Virgen de Bidón por la entonces llamada Virgen del Dulce Nombre, de Juan de Astorga, que perteneciera a la extinta cofradía del Despedimiento de Cristo radicada en la parroquia de San Isidoro, y actual Titular de la Hermandad.

El día 22 de noviembre de 1942, domingo, en el Altar Mayor de la Anunciación tuvo lugar Misa Cantada con motivo de la Bendición de la nueva Imagen de la Virgen de la Angustia y conmemoración del XVIII Aniversario Fundacional, con panegírico a cargo del Rvdo. D. José Sebastián y Bandarán, Capellán Real, siendo presidida por el Sr. Cardenal D. Pedro Segura, asistiendo el Sr. Rector y claustro universitario, y la recién designada camarera de honor de la Santísima Virgen, S.A.R. la Infanta Dª Luisa de Orleans, madre del Príncipe D. Carlos de Borbón y Orleans, hermano de la Corporación, muerto en la Guerra Civil, nombramiento que le fuera propuesto en el Cabildo de Oficiales de 6 de octubre anterior, “en atención al cariño siempre manifestado hacia nuestras Sagradas Imágenes…”.

La Infanta Dª Luisa de Orleans, madre del infante D. Carlos de Borbón y Orleans y abuela del Rey D. Juan Carlos I.

Es a comienzos de 1943 cuando toma posesión de su cargo como hermano mayor D. Joaquín Ruiz del Portal, recientemente elegido a finales del año anterior, recayendo el nombramiento de camareras de la Santísima Virgen en Dª Carmen Contreras de Fernández de la Cruz y Dª Mª de la Paz Bermudo de Ruiz del Portal.

La Virgen de Astorga con su corona original.

La Sagrada Imagen de la Virgen, adquirida como ya sabemos a la parroquia de San Isidoro, fue trasladada el primero de octubre de 1942 a la iglesia de la Anunciación, y en la fotografía que antecede (que debió ser una de las primeras que se le tomó), aparece con una corona de metal y también de serie, que es la que la imagen poseía cuando aún radicaba en la citada parroquia.

Y ello lo deducimos, porque años más tarde, a comienzos de 1946, el Vicario General, haciéndose eco de la queja del Sr. Cura Párroco de San Isidoro D. José Luis Cortés Góngora, se dirigiría a la Hermandad en reclamación “…de los adornos, corona, manto, zaya (sic), etc…”, que la Virgen llevaba cuando fue trasladada desde la parroquia de San Isidoro, efectos “…que (el párroco) ha reclamado después varias veces, y siempre tienen una excusa para no devolverlos, hasta que últimamente le han dicho que no le devuelven nada…”, preguntando finalmente sobre el “…porqué no se devuelve al Sr. Cura lo que es suyo y hace tanto tiempo viene reclamando?…”, como así figura textualmente en el escrito que el Sr. Vicario dirige. Tratado el tema en Cabildo de Oficiales de 25 de abril del año citado, se acordó trasladar escrito al Sr. Vicario haciéndole ver que al adquirirse la Imagen, se entendió que lo era con sus ropas y corona “máxime cuando dichos objetos estaban verdaderamente deteriorados y raídas (las ropas), e impropias de la misma…” y que sirvieron para vestir a la Virgen de Bidón que fue regalada al Padre Bernabé Ruiz quien “por haber sido destruida la Iglesia parroquial de su pueblo natal por los rojos, carecía de Imagen de la Santísima Virgen…”. Pero, no obstante considerarse que la corona pertenecía ya a la Santísima Virgen, fue acordada su devolución, que tuvo lugar el día 10 de diciembre mediante firma en la Colecturía de San Isidoro del acta en que consta la entrega de la corona antigua de la Santísima Virgen al Rvdo. Padre Cortés Góngora, párroco, firmando también los comparecientes consiliario Sr. García y García y prioste Sr. Vigil Flores. Muchos años más tarde, en el año 2003, la Hermandad intentaría recuperar la citada corona por el simple valor sentimental de la misma, llevando a cabo una serie de gestiones con el párroco Rvdo. Sr. Peinado Merchante, de lo que hubo de desistirse ante el elevado precio que se le puso a la misma, un millón de pesetas.

En la exposición celebrada por la Hermandad en el patio central del Real Círculo de Labradores en el año 2017, con motivo del 75º aniversario de la llegada de la Stma. Virgen, la citada parroquia de San Isidoro accedió a ceder la referida corona que fue expuesta tal y como aparece en la fotografía que sigue a continuación.

La corona original de la Virgen en la exposición de 2017.

En los primeros años, tras la llegada de la Stma. Virgen a la Hermandad, careciendo de enseres suficientes y habida cuenta la precariedad económica, era normal el préstamo de estos bienes por otras corporaciones. Así ocurrió en los primeros años de las salidas procesionales en que insignias, faroles, elementos del propio paso de palio, fueron cedidos a la Hermandad para poder llevar a cabo la estación de penitencia. Traemos esto a colación porque en la siguiente fotografía aparece la Stma. Virgen con una corona que tampoco le perteneció nunca, y que lo era, y aún lo es, de la Stma. Virgen del Socorro de la hermandad del Amor, hermandad con la que nuestra Corporación mantuvo durante muchos años vínculos muy estrechos, al haber sido acogida en la parroquia del Salvador durante el tiempo en que la iglesia de la Anunciación permaneció cerrada al culto.

La presea también fue cedida por aquella hermandad para figurar en la exposición del año 2017, en el Círculo de Labradores.

La Stma. Virgen con la corona de la Virgen del Socorro.

En 1947 Emilio García de Armenta diseña y lleva a cabo una ráfaga en metal repujado y dorado, que fue donada por el prioste Fernando Vigil y el propio Armenta. Recientemente ha sido sometida a restauración y dejada en su color plateado. Igualmente, en 1952 y por el orfebre Manuel Seco Velasco fue realizada una diadema de estrellas, en metal plateado, utilizada frecuentemente al vestir la Stma. Virgen ropa de hebrea.

Ráfaga y diadema de la Virgen.

En 1969 se recibe una corona de camarín para la Santísima Virgen, cincelada y dorada en oro fino, obra de García de Armenta, que de manera anónima llega a la Hermandad a través del propio orfebre, a quien “ante la imposibilidad de patentizar directamente esta gratitud, se acordó testimoniar en su persona esta gratitud con el deseo expreso de que si por cualquier circunstancia pudiese tener contacto con los donantes, le hiciera llegar la presente comunicación…”, según reza el escrito que a tal fin le dirige el secretario de la Hermandad a García de Armenta, fechado el 15 de octubre de aquel año.

La corona, de metal cincelado y dorado en oro fino, fue como decimos una donación anónima y bendecida por el director espiritual Rvd. D. Francisco Gil Delgado, el 14 de octubre de 1969, actuando como padrinos el mayordomo Sr. Rodríguez Iglesias y el prioste Sr. Rodríguez de la Borbolla.

Momento de la bendición de la corona donada.

El último elemento que se contrató para la primera salida procesional del paso de palio, concretamente en el Cabildo de Oficiales de 27 de noviembre de 1945, fue la ejecución de la corona para la Santísima Virgen.

El proyecto de García de Armenta fue sometido a la aprobación de la Junta de Gobierno, ascendiendo su presupuesto a la suma de 13.500 ptas., acordándose dirigir carta-circular a todos los hermanos para que contribuyesen no sólo en numerario, sino con piedras preciosas y joyas para enriquecer la corona. En total se emplearon 3.600 gramos de plata dorada con oro fino de 915 milésimas, repujada y cincelada, y piedras preciosas (rubíes, esmeraldas, amatistas y perlas), con unas medidas de 53,5 x 64 cms.

El coronal consta de seis caras separadas por balaustres, en las que aparecen escenas de la vida de la Virgen: la Anunciación, la Natividad, la Adoración de los Reyes, la Huída a Egipto y la Sagrada Familia. En la cara central figura el escudo de la Hermandad. La aureola, adornada con perlas, cuenta en su parte exterior con doce ángeles nimbados intercalados entre ellos por unos rayos. Como remate, la bola del mundo sobre la que se levanta una cruz con montura de plata y rubíes y doce estrellas.

La Virgen con su corona de salida.

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Despedida del autor

Con la publicación del presente artículo sobre Las Coronas de la Virgen, termina esta sección de la página web de la Hermandad, El Retrovisor, que a lo largo de casi dos años se ha venido publicando semanalmente, salvo en períodos vacacionales.

Con el estreno del primer Retrovisor, el 18 de noviembre de 2020, inaugurábamos no sólo la entrada a una nueva sección en nuestra web, destinada a compartir curiosidades, anécdotas, documentos y estampas de nuestra ya casi centenaria historia, sino también a mantener al hermano en contacto con su Hermandad en un período muy difícil de nuestra vida, en la plenitud de una pandemia que nos ha tocado vivir y que desgraciadamente aún perdura.

Como decíamos en aquel comienzo, no nos guiaba otro propósito que el de acrecentar el conocimiento del hermano en torno a los avatares históricos de nuestra corporación. Estamos seguros que todas estas publicaciones que a lo largo de casi estos dos años, se han venido sucediendo, habrán servido para que el hermano, desconocedor en muchas ocasiones de los pormenores de la historia de la Hermandad, haya conocido mucho más de ella, y en consecuencia, tenga siempre presente que una hermandad no es nada sin aquellos que la construyeron y la siguen construyendo día a día; como hemos tenido ocasión de conocer a lo largo de todas estas publicaciones, muchos son los hermanos ligados para siempre a la historia de la Hermandad: ellos son los verdaderos artífices de esta Hermandad que hoy conocemos y disfrutamos, y es justo que su empeño, su dedicación, su trabajo, su esfuerzo sea reivindicado para conocimiento de todos. Recuperar el pasado, ese ha sido nuestro objetivo, para que siempre tengamos conciencia del legado que nos ofrecieron y que estamos obligados a conservar y, a su vez, transmitir a las generaciones futuras.

(Esta entrada, como todas las anteriores, de la sección de ‘El Retrovisor’ ha sido elaborada por N.H.D. Antonio Gutiérrez de la Peña, a quien la Hermandad quiere agradecer sus siempre desinteresadas horas de trabajo y dedicación por mantener viva esta sección semanal cuando más necesario se hacía seguir alimentando ese cordón umbilical que une a la Hermandad con sus hermanos en tiempos de confinamientos domiciliarios y restricciones de movimientos. Agradecemos también la acogida y el extraordinario seguimiento dispensados a esta sección a lo largo de sus 57 entregas dentro y fuera de la hermandad, como así muchos de vosotros nos lo habéis hecho llegar con vuestros testimonios. A todos, GRACIAS).