Categorías
El Retrovisor

La huellas de Juan de Mesa

El hallazgo de una escritura de concierto de una imagen, o lo que es lo mismo, el contrato de ejecución de la misma, puede llevar a la duda de si esa imagen llegó definitivamente a realizarse. Para ello sería necesario encontrar la carta de pago final y entrega de la obra, es decir el documento acreditativo de que la escultura fue realizada y el pago del estipendio acordado, carta de pago que, en el caso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, no ha sido nunca hallada. Sin embargo, Juan de Mesa dejaría varias huellas que van a hacer indubitada la atribución del Crucificado a él mismo, huellas que dejaría en el interior de la imagen y que ahora venimos a recordar.

La primera de ellas es encontrada el 27 de febrero de 1983 cuando, al trasladarse la Sagrada Imagen a la iglesia de la Anunciación para la celebración de los cultos anuales, sufre un desgraciado accidente al resbalar uno de los lados de la cruz, cayendo al suelo y sufriendo un fuerte golpe que va a provocar determinados daños y lo que es más importante, el desprendimiento de la cabeza del Cristo.

Pero el desgraciado accidente va a permitir encontrar una de las huellas que Juan de Mesa dejara en el interior de la imagen. Con la antorcha de una cámara fotográfica se descubre en el interior de la cabeza un documento que hace trescientos años su autor introdujera, en el que de su puño y letra, aún se puede leer:

Ego, Joanes de Mesa, feci, anno de 1620”

                          “Yo, Juan de Mesa, lo hice, en el año de 1620”

Es la primera huella de Juan de Mesa que encontramos en el interior del Crucificado. La segunda aparecería en 1985.

Tras la restauración llevada a cabo por el profesor Arquillo después del accidente al que nos hemos referido, la nueva Junta de Gobierno se percata de que el tornillo de sujeción de la imagen a la cruz detrás del sudario, se encuentra suelto, no cumpliendo por tanto la función a la que está destinado.

Esta ausencia de sujeción del principal punto de fijación a la cruz motiva una nueva intervención en 1985 por los hermanos Cruz Solís, y para solventar el problema detectado se introduce en la parte trasera de la imagen, a la altura del sudario, un taco cuadrado de madera de 5 cm. de lado en el que el tornillo va empotrado y enroscado con absoluta fiabilidad. Para ello, se hace un taladro en la parte posterior del paño de pureza a fin de introducir la referida pieza.

Al llevarse a cabo tal maniobra se advierte que en el fondo del hueco del interior de la imagen se encuentra pegado un documento cuyo texto se consigue microfotografiar parcialmente y en forma de diapositivas, con ayuda de un endoscopio.

Para darnos cuenta de la dificultad que entrañaba la lectura del documento, se tomaron un total de 97 diapositivas, conteniendo cada una de ellas una letra, una sílaba o una palabra. Había que ordenarlas y ampliarlas para casar una con otra y conseguir un resultado inteligible.

Casar una fotografía con otra supone buscar una letra o una sílaba que coincida con la idéntica de la fotografía siguiente. Como, por ejemplo, en la fotografía vemos la C y la R de la primera que coincide con las mismas de la segunda, para formar esas dos palabras SANTO CRISTO.

Con esta técnica, se comienza a unir palabras. Se encuentra con nitidez la palabra CIUDAD, y otra con la palabra ASISTENTE, cuya A coincide con exactitud con la A final de esa otra fotografía que contiene la palabra SIENDO, de lo que resulta con exactitud la frase SIENDO ASISTENTE DESTA CIUDAD.

Continuando, se halla la palabra PEÑA que se une con RANDA, e igualmente CONDE con EL SEÑOR, para formar EL SEÑOR CONDE DE PEÑARANDA.

Los Asistentes eran los que hoy conocemos como alcaldes, y efectivamente en el nomenclátor de los alcaldes de Sevilla, aparece desde el año 1618 a 1620, D. Alonso de Bracamonte, Conde Peñaranda que fue el sexto señor de Peñaranda.

La coma que figura al final de PEÑARANDA es idéntica a la que antecede a esta otra fotografía con la sílaba MAN, que se une a otra con DO, y a su vez con otra con la palabra FACER, y a continuación ESTA con una FI que aparece tachada (fue un error de escritura?), y que también se puede apreciar en esta otra que encabeza la palabra FECHURA. De lo que resulta la frase MANDO FACER ESTA FECHURA.

La primera palabra que aparece en la siguiente fotografía parece querer decir DESTE, que se une a la de SANTO y CRISTO que veíamos antes, por lo que es posible concretar la frase DESTE SANTO CRISTO.

Las siguientes palabras son más nítidas: EL PADRE y FRANCISCO, que se unen a las de DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, para conformar la frase “EL PADRE FRANCISCO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS”

A continuación se comienzan a reflejar los datos del autor con las palabras JUAN y DE MESA perfectamente identificables.

Para incluirse seguidamente sus datos personales: ESCULTOR, BESINO DESTA CIUDAD DE SIBILLA.

Y dejarse constancia de su origen: NATURAL DE CORDOBA.

Incluyéndose finalmente la fecha de terminación del Crucificado que nos va a permitir conocer el día exacto de su finalización: ACABÓSE A 8 DEL MES DE SETIEMBRE DE 1620 AÑOS.

El texto completo quedaría por tanto tal como puede leerse.

Pero el texto no está completo. La parte superior del documento, la que quedaba más escondida, fue muy difícil de fotografiar, resultando una lectura muy laboriosa e incompleta, con algunas palabras sueltas, como las que aparecen en la siguiente fotografía , EL RREI, o esas dos con las letras finales de lo que parece ser la palabra INDIAS y el comienzo de ORIENTALES, o las de PAPA CINTO, para poder referirse al Papa Paulo V que ejercía su pontificado en aquella época.

Aunque no en su totalidad, la parte más importante del documento es perfectamente legible como hemos visto, aquella que hace referencia a los datos de su autor y la fecha de su terminación.

Y aunque no haya aparecido la carta de pago, documento que de forma indubitada acredita la realización de una obra, parece que Juan de Mesa quiso dejar bien claro su autoría, dejando en el interior del más bello de sus Crucificados sus propias huellas que a lo largo de los siglos han sido posible localizar.

(Este artículo, elaborado por N.H.D. Antonio Gutiérrez de la Peña, es un extracto del publicado con el mismo nombre en el Anuario nº 3, 2020, de la Hermandad).