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El Retrovisor

La cofradía en la nueva sede

En noviembre de 1966 se ha consumado el traslado a la nueva sede en la calle San Fernando; y en estos primeros años en ella, la Hermandad entra en un periodo de acomodamiento, de letargo, en el que se celebran los cultos de Reglas pero se han perdido las iniciativas. Es muy posible que la visión de una nueva Universidad, desconocida para la mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno (han pasado más de diez años desde que la Universidad se marchó de la calle Laraña), sea una barrera difícil de superar. Y dentro de la propia Junta de Gobierno comienzan las dudas. Se empieza a pensar que las promesas que se hicieron desde la Universidad no se han cumplido. Se prometió un gran templo dentro del mismo edificio de la antigua Fábrica de Tabacos, que luego quedaría reducido a la Capilla, y además con tres fases de construcción que no se han llevado a cabo. Se abandonó el templo de la Anunciación por el casi estado de ruina que sufría, pero éste ha sido rehabilitado y en breve la hermandad del Valle va a ocupar el sitio que la Hermandad tiene como propio. Incluso en el diario ABC de 21 de marzo de 1967, Luis Ortiz Muñoz escribirá: “No nos gusta el emplazamiento actual de nuestra Hermandad. El Cristo de la Buena Muerte merecía una instalación mejor que la de una capilla pequeña, estrecha, modificada con poco acierto, donde apenas caben 200 personas y amenazada por el proyecto de ensanche de la calle San Fernando. Se crearán dificultades para la organización de la Cofradía sobre todo si se alcanza la cifra de 1.000 nazarenos. En un edificio de 110 patios (sic), no se podía erigir un templo digno del Cristo de la Buena Muerte?…”.

Y las dudas llevan al Hermano Mayor a plantear, tres años y unos meses después del traslado a la calle San Fernando, que los cambios prometidos desde que se efectuó la venida nunca han llegado, que cuantos intentos de buscar un acercamiento a la comunidad universitaria han sido infructuosos, que el laicismo imperante y desconocido para la Hermandad hasta entonces, les hace sentir el frío de la indiferencia. Esta incertidumbre de futuro le hace incluso al Hermano Mayor, Sr. Ramos Rubau, pensar no en un inmediato regreso a la Anunciación, pero sí en adoptar las previsiones necesarias por las cuales la Hermandad no debe renunciar a su hermoso templo, a su Altar, a sus dependencias y a cuanto en la misma fue y estuvo a su servicio, por si llegara el caso de que circunstancias adversas aconsejasen regresar a su “casa”, como se recoge en el acta del Cabildo de oficiales celebrado el 10 de marzo de 1970.

Primera fotografía de los Sagrados Titulares en la nueva sede a su llegada a la misma. Año 1966.

Las palabras de Ortiz Muñoz parecen una predicción porque el traslado a la nueva sede va a acarrear no pocos problemas en la organización e itinerario de la cofradía. Estos no tardan en sucederse ya que en la primera Semana Santa en la nueva sede, la de 1967, la experiencia no puede ser más negativa. Y ello, a pesar de que con carácter previo se hace un primer intento con la hermandad del Dulce Nombre para alterar el orden de paso, intento que no fructifica, por lo que se aprueba un primer itinerario al comprobarse que los “pasos” pueden pasar por el arco del Postigo, itinerario acordado en el Cabildo de Oficiales de 11 de febrero de ese año, en el que se prevé una salida a las 16:30 horas hacia la puerta de la Facultad de Derecho, para continuar por la Glorieta del Cid, Pasarela, San Fernando, Puerta de Jerez, Avenida de Queipo de Llano, Adolfo Rodríguez Jurado, Tomás de Ybarra, Postigo (18:00), Almirantazgo, Arfe, Castelar, Gamazo, Barcelona, Plaza Nueva, Tetuán, Velázquez, O´Donell, Campana (19:05), Carrera Oficial, Plaza Virgen de los Reyes, Plaza del Triunfo (21:15), Miguel Mañara, Plaza de la Contratación, San Gregorio, Puerta Jerez, Avenida de Roma, Palos de la Frontera, Puerta de Ciencias (21:50), Lonja, Capilla (23:00).

Primera salida procesional desde la capilla el Martes Santo, 28 de marzo de 1967.

Cumpliendo el programa establecido, el Martes Santo 28 de marzo de 1967, la cofradía presidida por el Rector, Director Espiritual D. Francisco Gil Delgado, desfiló por el itinerario previsto, siendo recibida en la entrada por la puerta de Ciencias por el ministro de Educación Lora Tamayo que presidió el paso de Cristo hasta su entrada en la capilla.

La experiencia no puede calificarse sino de absoluto fracaso a raíz del informe que presenta el Mayordomo 1º Sr. Rodríguez Iglesias al Cabildo celebrado tres días después. En primer lugar, porque la salida por la puerta de Derecho hacia la Glorieta del Cid representa casi una hora más de recorrido, al margen de lo poco decoroso que resulta desfilar por entre los andamios de las casetas y portada del Real de la Feria; y lo mismo ocurre con el regreso por la Avda. de Roma y Palos de la Frontera para entrar por la puerta de Ciencias, con lo que se sobrecarga de tiempo amén del mal estado del pavimento, llevando a un esfuerzo innecesario al cuerpo de nazarenos y costaleros. El cuerpo de nazarenos, no acostumbrado al calor que se padece a la salida y a un recorrido tan largo, expresa su airada protesta al regreso, prometiéndose entre los de más edad el abstenerse al año siguiente, preguntando incluso directamentesi era intención de la Hermandad dejar la Cofradía sólo a jóvenes estudiantes universitarios; incluso se ven nazarenos sin capirote una vez entrada la Cofradía junto a sus familiares, contemplando la entrada de la misma, preocupación ésta que continuará durante muchos años después.

El “paso” de Cristo delante de la puerta de la Facultad de Derecho para acceder a la glorieta del Cid.

El punto más espinoso es el de los costaleros, calificado tan escueta como tajantemente en el citado informe de “lamentable”. Se han dado muestras de absoluta indisciplina, se ha gritado, se han pronunciado palabras impropias de una estación de penitencia sin que los capataces fueran capaces de evitar dichas situaciones; se han dejado caer los “pasos”, se han realizado bruscas e irregulares “levantás”, haciendo temer por la Imagen del Santísimo Cristo, desobedeciéndose las voces de mando, para finalizar con el comentario escuchado a viva voz “¡EL AÑO QUE VIENE CON RUEDAS!”. Como consecuencia de todo ello, sería la última vez que Rafael Franco fuera capataz de la Hermandad. Sería despedido con una escueta carta. Para sucederle, se contrata a Salvador Dorado Vázquez con quien se firma contrato el 21 de mayo de 1967, comprometiéndose éste a aportar 72 costaleros, a razón de 650 ptas. cada uno, 4 contraguías a igual precio, 4 aguadores a 200 ptas., 2 capataces a 3.000 ptas. y un capataz (él mismo) a 4.000 ptas., sumando un total de 61.200 ptas. Pocos iban a imaginar entonces que con Salvador Dorado y su ayudante Manuel Santiago, se iban a escribir años más tarde una de las páginas más importantes de la historia de las Cofradías.

Otro de los capítulos del informe, lo constituye la Banda de Música. En los años precedentes la Hermandad había venido haciendo su Estación de Penitencia sin música; concretamente en el año 1964 se había acordado que el paso de palio no llevara música, planteándose esta cuestión para el año siguiente en el que se enfrentaron dos posturas contrarias, la negativa defendida por el Sr. García y García, y la favorable defendida por el Hermano Mayor Sr. Ramos Rubau, postura que resultó ganadora en una votación con sólo tres votos en contra. Pero lo cierto es que ni ese año ni el siguiente y sin que conozcamos las razones, se produjo el acompañamiento musical a pesar de constar un ofrecimiento de la banda de la Cruz Roja en los meses previos al Martes Santo de 1966 que tampoco se concretó. No será hasta 1967 cuando se contrata urgentemente a la Banda Municipal de Huelva que, a pesar de haber tenido un comportamiento ejemplar, presenta el grave inconveniente de no conocer el repertorio de marchas procesionales, interpretando únicamente piezas de concierto. Por ello el 20 de julio de 1967 se vuelve a contratar con la Banda de Música, cornetas y tambores de la Cruz Roja para la Semana Santa del siguiente año y por una cantidad de 17.000 ptas.

Formación de la cofradía en los patios de Derecho y acceso a la capilla.

Para comprender mejor el problema surgido respecto a la salida y entrada de la cofradía desde la Capilla, hay que conocer que el cuerpo de nazarenos se formaba en los patios de Derecho con un número aproximado de 400 nazarenos y 120 penitentes, accediendo éstos a la Capilla a través de la puerta pequeña de dicha Facultad más cercana a la misma, por lo que una salida por la lonja hacia la puerta principal del Rectorado chocaba con este inconveniente. En las reuniones de la Junta de Gobierno posteriores a la primera salida desde la nueva sede, se desecha decididamente volver a efectuar la salida por la puerta de Derecho hacia la Glorieta del Cid. La experiencia del año anterior arbitra dos soluciones, salir desde la Capilla o hacerlo desde el vestíbulo del Rectorado; incluso en una primera votación gana aquella opción por doce votos contra diez, mientras que para el itinerario de regreso también se opta por el más corto, efectuándose la vuelta por la calle San Fernando para entrar por la puerta principal de la Universidad por lo que, con ello, se acorta sensiblemente el itinerario y el horario en la calle de la Cofradía. Para la organización de la Cofradía en la Semana Santa de 1968, se formaron los tramos del “paso” del Cristo y penitentes en los patios de la Facultad de Derecho y el cuerpo de nazarenos de la Virgen en la propia Capilla, solución que no va a servir poco tiempo después al aumentar considerablemente el número de nazarenos. Habrá que esperar hasta el año 1972 para que la Junta de Gobierno decida trasladar los “pasos” el Lunes Santo al vestíbulo del Rectorado, celebrándose allí la Misa de Comunión General el siguiente día, Martes Santo, y por la tarde, la salida de la cofradía, organizándose ésta en los patios interiores del Rectorado.

Fotografías que corresponden ya a la salida del año 1968, en la que se optó por acceder directamente a la calle San Fernando por la lonja del Rectorado.

(Esta entrada de la sección de ‘El Retrovisor’ ha sido elaborada por N.H.D. Antonio Gutiérrez de la Peña)

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