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El Retrovisor

El paso de Cristo

(Esta es la tercera entrega de la nueva sección ‘El Retrovisor’, destinada a compartir curiosidades, anécdotas, documentos y estampas fuera de lo común a lo largo de nuestra ya casi centenaria historia. En esta sección tendrán cabida desde el comentario de curiosidades patrimoniales hasta la divulgación de fotografías poco conocidas del archivo de la hermandad. No nos guía otro propósito que el de acrecentar el conocimiento en torno a los avatares históricos de nuestra corporación).

Si queremos darnos cuenta de la provisionalidad del “paso” del Santísimo Cristo, no tenemos más que fijarnos en el documento que contiene un presupuesto que los hermanos fundadores de la Hermandad habían solicitado incluso unos meses antes de la propia erección canónica de la Corporación, el 21 de junio de 1924.

Presupuesto para un paso dorado de Currito ‘el dorador’.

Aquellos hermanos habían pensado inicialmente en la realización de un “paso” dorado, y se habían dirigido a uno de los más afamados artistas de entonces, Francisco Ruiz Rodríguez, conocido en el mundo cofrade como “Currito el dorador”, y a quien ya se le reconocían otros trabajos.

Sin duda lo elevado del presupuesto para las posibilidades económicas de una Hermandad que aún no había nacido (40.000 pesetas para un “paso” en madera de pino de Flandes, dorado con oro fino, estofado, cincelado y esmaltado, con 16 ángeles pequeños y 4 ángeles mayores en las esquinas, o 31.000 pesetas suprimiendo la talla de ángeles), hicieron desistir en principio de esa idea, decidiendo la realización de un “paso” en madera para barniz, cuyo presupuesto era sustancialmente más bajo -9.000 pesetas según el presupuesto presentado por Francisco Olivera-, a lo que habría que sumar el coste de la madera para la construcción de las andas que, según factura obrante en el archivo de la Hermandad, ascendió a 591 pesetas.

La hermanad se decantó por el paso en caoba para barniz presupuestado por Francisco Olivera.
Factura del coste de la madera del paso.

Lo que resultó ser provisional llegó a nuestros días sin más modificaciones que la introducción de los cuatro evangelistas en las esquinas y la supresión de los cuatro grandes faroles.

 

(Esta entrada de la sección de ‘El Retrovisor’ ha sido elaborada por Antonio Gutiérrez de la Peña)

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