La culminación del paso de palio mediante la ejecución del manto procesional para la Santísima Virgen ha sido siempre un viejo anhelo de la Hermandad. A través de su historia, muchas de sus Juntas de Gobierno han especulado alguna vez con la posibilidad de dicha realización, no alcanzándose la misma por diversas razones, fundamentalmente económicas.
La primera constancia de un inicial intento de llevarlo a cabo es de 1961. En los archivos de la secretaría de la Hermandad consta un cruce de cartas entre el Hermano Mayor de esa época Diánez Leal y Luis Ortíz Muñoz, de quien ya hemos tenido ocasión de hablar y quien entonces desempeñaba el cargo de Director General de Enseñanza en el Ministerio de Educación, en las que aquel le comunica que “…el boceto del manto a la Santísima Virgen lo tiene ya terminado Joaquín Castilla”, e incluso habla del “trazado del mismo y bordados con escenas de la vida de Nuestra Señora para decorar el mismo” (carta fechada en 28 de junio de 1961); en otra de fecha 18 de diciembre del mismo año, le comunica el envío del “proyecto del manto que tiene trazado D. Joaquín Castilla…para remitírtelo y que tú puedas aconsejarnos sobre lo más conveniente para poder iniciar la obra”. E incluso este intento cabe deducirlo de la carta que el propio Ortiz Muñoz envía al Ministro en la que además habla de solicitar una suma de 100.000 pts. ya que, aunque la obra “ha de costar 600.000 o 700.000 pts., lo haremos en varias fases”. La petición de esa cantidad sin embargo, se unió a otra anteriormente planteada (de 30.000 pts.), para sufragar el coste de los Guiones, y así se hizo ver en la carta que el Subsecretario D. José Maldonado dirige al Hermano Mayor en 30 de marzo de 1962, en la que le comunica que “…presenté al Ministro la petición de una subvención para el pago de los nuevos banderines de esa Cofradía de que usted me habló. Me dice que también le han pedido Vds., cien mil pesetas para la adquisición de un manto. El Ministro desea, como yo, complacerles, pero no va a ser posible acceder a las dos peticiones. Yo supongo que preferirá usted que se atienda la de mayor cantidad pero, en todo caso, háganos el favor de decirnos cuál es su deseo”. Y así lo hace el Hermano Mayor el 7 de abril siguiente solicitando lógicamente la subvención de 100.000 pts. para el manto de las que sólo llegarán 50.000 pts., cantidad que, a finales del año siguiente 1963 aún no se había librado. Definitivamente el proyecto del manto nunca sería abordado. Además, en 1961 muere Manuel Elena Caro, dejando al taller sin uno de sus pilares fundamentales.
El amplio programa preparado para la celebración del Cincuentenario Fundacional de la Hermandad en 1974 comprendía, en su aspecto patrimonial, la ejecución de tres grandes proyectos de los que uno de ellos era la ejecución del nuevo manto procesional para la Santísima Virgen, encargándose además a José Manuel Elena, sucesor del taller de Esperanza Elena Caro, el desglose del dibujo o boceto que Joaquín Castilla hiciera en su día, conociéndose además un presupuesto de ejecución cifrado en veinte millones de pesetas. El proyecto sería abandonado en enero de 1974 al considerarse imposible la realización del mismo tal como fuera diseñado.
En 1984, la antigua aspiración del manto bordado según los bocetos de Castilla va a reabrirse nuevamente, y aunque la Junta de Gobierno nunca la aborda de una manera directa y decisiva, va a ser objeto de una partida presupuestaria que va a alcanzar la suma de dos millones de pesetas. El proyecto, sin embargo, quedaría igualmente aparcado ante el elevado coste de su ejecución.
Finalmente en 1994, vuelve a retomarse el tema aunque es cierto que desechado casi desde un primer momento habida cuenta el elevado precio que, en aquella época, se cifraba en torno a los cincuenta millones de pesetas. Ello no va a ser obstáculo para que un grupo de hermanos manifieste su inquietud y propuesta en tal sentido. En efecto, este grupo, encabezado por Juan Manuel Ríos Pérez, presenta escrito avalado con 56 firmas, instando al Hermano Mayor a que haga llegar a la Junta de Gobierno tal inquietud y se concrete la forma de llevarla a cabo, interesando incluso la convocatoria de un Cabildo extraordinario para hacer llegar esta ilusión a todos los hermanos. La respuesta no tarda en llegar, desestimándose por el Hermano Mayor tal solicitud habida cuenta que la Junta de Gobierno se encuentra en su último año de mandato e inmersa en otros proyectos.
En el año 2000, una nueva Junta de Gobierno toma posesión tras la celebración de elecciones. La culminación del “paso de palio” constituía una de las prioridades de la nueva Junta, recogiéndose en su programa electoral la tan anhelada y tantas veces proyectada ejecución del manto procesional de la Santísima Virgen.
El 16 de octubre de 2000 se inicia el largo recorrido que va a llevar a la ejecución del manto procesional de la Santísima Virgen. Miembros de la Junta de Gobierno se van a dar cita en el taller de bordados “Santa Bárbara”, entonces ubicado en la calle Juan Sebastián Elcano de la ciudad, donde van a realizar una primera gestión sometiendo a la consideración del taller los bocetos de Castilla de los que dispone la Hermandad y ofreciendo aquel un primer presupuesto estimativo valorado en sesenta millones de pesetas. Joaquín López y Juan Areal, socios del taller, aceptarían el encargo una vez fueran terminados los trabajos que sobre el “palio” de la hermandad del Cachorro estaban llevando a cabo y cuya terminación estaba prevista para mitad del siguiente año. Se dio la circunstancia de que, unos pocos días después de haber asumido el compromiso, el taller recibió el encargo del pasado del manto de la Amargura, encargo que no aceptó al haberse comprometido ya con la Hermandad de los Estudiantes.
Sin embargo, los primeros pasos que se dan no ofrecen resultados. Se gestiona primero encomendar la realización a tamaño real de uno de los bocetos de Joaquín Castilla a Ignacio Cortés, pintor y hermano de la Corporación, y a Juan A. Huguet Pretel, experto en la obra de éste y a través del cual ha sido posible la donación de los dibujos de Castilla por las religiosas del Convento de Santa Paula. El coste económico que supone este encargo hace inviable la operación. Finalmente se encarga al profesor de Bellas Artes José Mª Mendez la ejecución de un dibujo (desarrollo por supuesto de uno de los de Castilla del que, la Junta entiende, no cabe apartarse), sobre un fondo en color burdeos, opción ésta que se adopta por encima de la de color malva utilizado por Castilla en uno de sus bocetos que es el elegido, para no romper la estética del “paso de palio” y por la “aventura” que puede suponer el utilizar un novedoso color sin llegar a saber el efecto que podía producir sobre el conjunto del “palio”. Sometido el proyecto a la Junta de Gobierno, éste queda aprobado a expensas de lo que decida un Cabildo General Extraordinario que, en unión de otras dos cuestiones, se convoca para el 12 de junio de 2001, puesto que se pretende que éste sea un proyecto de todos los hermanos y por tanto sea sufragado por todos ellos.
El Cabildo Extraordinario tiene lugar en el citado día en la misma capilla dado el elevado número de hermanos asistentes, ya que -como se ha dicho-, en el mismo se van a abordar otras dos cuestiones: el traslado de fecha del Triduo a la Santísima Virgen, y la modificación de la Regla 32, apartado A), en lo relativo a la limitación que ésta establece a que las hermanas puedan tomar parte en la Estación de Penitencia.
Al disponerse de un único presupuesto ya que el solicitado al bordador Peleteiro nunca llegó a entregarse a la Hermandad, la presentación del proyecto se va a limitar entonces a la parte artística, dejándose para más adelante la cuestión económica que sería traída a un nuevo Cabildo. El proyecto no obstante va a recibir una fuerte contestación, aunque finalmente va a ser aprobado con el voto a favor de 137 hermanos, frente a 126 en contra, contabilizándose además 27 votos en blanco. El desarrollo y resultado del Cabildo General deja sin embargo en entredicho la viabilidad del proyecto, “sobre todo si se tiene en cuenta que algunas de las familias más antiguas de la Hermandad votaron negativamente…”, según reza en al acta del Cabildo de Oficiales de 28 de junio de 2001, por lo que el Hermano Mayor se impone un período de reflexión sobre la continuidad del proyecto a pesar de recibir el apoyo unánime de todos los miembros de la Junta para continuar adelante.
En realidad, más que un período de reflexión, el proyecto estuvo a punto de ser abandonado habida cuenta el escaso interés demostrado por los hermanos asistentes al Cabildo, cumpliéndose una vez más esa especie de “maldición” que a lo largo de los años, en tantas ocasiones había recaído sobre este proyecto.
(continuará)
(Esta entrada de la sección de ‘El Retrovisor’ ha sido elaborada por N.H.D. Antonio Gutiérrez de la Peña)
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