La proclamación de la Segunda República en España, el 14 de abril de 1931, va a suponer un giro fundamental en la historia del país. Una buena parte de los sectores católicos percibe la nueva legislación republicana como una agresión al catolicismo, al resurgir además los movimientos populares anticlericales que, entre los días 11 y 12 de mayo de 1931, incendian conventos e iglesias en muchas ciudades del país, y entre ellas Sevilla, donde sus Hermandades y Cofradías sufren de una manera particular este período de agitación social y revueltas. Los meses previos a la Semana Santa de 1932 son días convulsos en los que se producen ataques a iglesias donde residen hermandades y éstas comienzan a ocultar sus propias imágenes. Únicamente la hermandad de la Estrella decide realizar la estación de penitencia, sufriendo la Virgen un atentado durante el recorrido.
La Hermandad de los Estudiantes no permanece ajena a estos acontecimientos; es más, va a padecerlos de manera importante, pasando por amargas dificultades y trances que aparecen recogidos en los archivos de la secretaría de la Hermandad.
En el Cabildo General celebrado el día 15 de febrero de 1932, se acordó no realizar la salida procesional habida cuenta las tristes circunstancias por las que atraviesa Sevilla y toda España. Con una asistencia inusual de hermanos para aquella época ya que concurren al llamamiento un total de noventa y ocho, el Hermano Mayor toma la palabra manifestándoles “…que atravesando la Iglesia Católica y padeciendo los atropellos y persecuciones de que es objeto en los momentos actuales en que está herida la conciencia de todo católico y con ello las cofradías sevillanas, colocan a esta Corporación en el problema que hoy se plantea, cual es si debe o no hacer estación de penitencia en la tarde del Martes Santo a la Santa Iglesia Catedral…”. Realizada la votación, la unanimidad del voto negativo fue absoluta.
A finales de abril se comunicó por el Rectorado el cese del capellán de la Universidad y Director Espiritual de la Hermandad D. Miguel García Miranda, y como consecuencia del mismo, la Hermandad se dirige al Rector interesándose por el posible cierre del templo, dirigiéndole escrito “…respetuosamente, para formularle consulta acerca de lo que haya de verdad en el propósito o prohibición manifestado al Sr. ex capellán de dicha Iglesia en el acto de su cese, sobre la posible clausura al culto de dicho templo, ya que interesa a la Hermandad saber a qué atenerse…”.
En el claustro de la Universidad celebrado a finales de ese mismo mes de abril, el Secretario Sr. De Castro propone a sus compañeros la clausura de la Iglesia teniendo en cuenta la laicidad del Estado, aunque al exponerse la existencia de una Hermandad en la capilla anexa al templo, el Rector terció en el debate acordándose elevar consulta al Ministro del ramo. No obstante, dos días después, se procede de manera fulminante y sin previo aviso, al cierre de la Anunciación, quedando las Sagradas Imágenes en el interior de su capilla, notificando el Rector Estanislao del Campo en lacónico escrito, que al cesar el capellán de la Iglesia, “…ha quedado suspendido el culto en la Capilla de la Universidad…”, emplazando a la Hermandad a dirigirse en solicitud de autorización para el mantenimiento del mismo, al Ministro de Instrucción Pública.
En el mes de octubre siguiente se dirige nuevo escrito al Rector al entenderse que si la iglesia de la Anunciación ha dependido siempre de la jerarquía eclesiástica, no se advierte inconveniente para que continúe el culto en la misma. La respuesta no se hace esperar en oficio de 5 de noviembre siguiente. Es parco y lacónico en su contestación. Dice así:
“Universidad de Sevilla. Número de registro ochocientos setenta y nueve. Vista la instancia presentada por Don Ignacio de Casso Romero, en funciones de Hermano Mayor… solicitando sea considerada como pública la capilla de esta Universidad y como tal sea entregada al Prelado de la Diócesis de Sevilla, a fin de que la Archicofradía que dice representar pueda actuar con independencia en el domicilio en que había sido inscrita, y no pudiendo este Rectorado hacer dejación de sus derechos sobre ninguna parte del recinto universitario, ha resuelto desestimar la referida instancia. Sevilla 5 de noviembre de 1932. El Rector Estanislao del Campo. Rubricado”.
Desconocemos las razones que llevaron a la Junta de Gobierno a no sacar de la capilla la imagen de la Santísima Virgen, propiedad de la Hermandad, aunque es fácil adivinar que simplemente no se lo permitieron; lo cierto es que desde aquella fecha las Sagradas Imágenes quedaron en el interior de la Anunciación sin que los hermanos tuvieran opción de rendirle culto.
En los primeros meses de 1933, y gracias a la colaboración de las hermandades de Pasión y el Amor con sede en la parroquia del Divino Salvador, se instalaron sendas fotografías de las Sagradas Imágenes en las capillas de San José y Virgen de los Dolores de dicha parroquia, fotografías que fueron cedidas por José González Nandín, al objeto de la continuación de los cultos. Los correspondientes al año 1934 fueron celebrados en el Altar Mayor del Septenario de la hermandad de Pasión.
Ya en el año 1935 se agilizan gestiones por el Hermano Mayor Sr. Camacho Baños con D. Manuel Giménez Fernández, Ministro de Agricultura y hermano de la Corporación, para conseguir la reapertura al culto del templo, gestiones que fueron comunicadas a los hermanos en Cabildo General extraordinario celebrado en la Sala Sacramental de la hermandad de Pasión el 3 de febrero, dándose cuenta de una posible y próxima apertura de la iglesia, al estar el Rectorado propicio a reconocer la jurisdicción del Sr. Cardenal sobre la misma.
Efectivamente, pocos días después la Hermandad recibió la grata y oficial noticia de la apertura al culto público de la Iglesia. Así lo comunicaba el Sr. Cardenal en atento oficio firmado de su propia mano:
“Con esta fecha hemos comunicado al Excmo. Sr. Rector de la Universidad Literaria de Sevilla que hemos designado al sacerdote D. Miguel García Miranda, que es Director Espiritual de la Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, para que en nombre y representación Nuestra ejerza actos de culto en la Iglesia de la Anunciación, Capilla de la Universidad.- Lo comunicamos a V. a los efectos oportunos, rogando Nos dé cuenta de la forma en que se le haga entrega de la sacristía en que se conservan los sagrados vasos y ornamentos.- Sevilla 19 de febrero de 1935.- + E. Card. Ilundain – Arzobispo de Sevilla” (rubricado).
En escrito fechado el 15 de marzo siguiente se comunicó a los hermanos “…la feliz circunstancia de la apertura al culto público de la Iglesia de la Anunciación y, por tanto, de la Capilla de nuestra Archicofradía…”, al tiempo que se instaba a aquellos que se dieron de baja durante el tiempo del cierre al culto del templo, a que comunicaran al Secretario “…su deseo de ser dados de alta nuevamente, antes del 1 de abril próximo, a fin de proceder, con necesaria anticipación, a la mejor reorganización de la Hermandad…”.
Convocado urgentemente Cabildo General Ordinario, éste se celebra el 31 de marzo en la ya reabierta capilla y ante las Sagradas Imágenes, dejándose en el mismo constancia de la gratitud eterna hacia el Sr. Cardenal por sus desvelos y esfuerzos patentemente demostrados, hacia D. Manuel Giménez Fernández, Ministro de Agricultura, y hacia el Hermano Mayor Sr. Camacho Baños, por sus relevantes y destacados trabajos en pro del restablecimiento del culto, y al Sr. Rector D. Francisco Candil Calvo, por sus “facilidades e incondicional cooperación, encaminadas a la reapertura al culto público de la Capilla en que está erigida canónica y civilmente la Corporación de mi presidencia”, según reza el escrito que a aquel le es dirigido por el Hermano Mayor. La Función Principal de Instituto se celebraría ante el “paso” del Santísimo Cristo, el Domingo de Pasión, día 7 de abril, llevándose a cabo la salida procesional el siguiente día 16, Martes Santo, tras así ser acordado por unanimidad.
Eran las seis de la tarde cuando la cofradía de los Estudiantes, después de tres largos años, volvería a iniciar la estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral con un total de 191 nazarenos, finalizando ésta a las diez de la noche en que entraba en su templo donde tras el rezo del Credo, se disolvería la procesión.
(Esta entrada de la sección de ‘El Retrovisor’ ha sido elaborada por N.H.D. Antonio Gutiérrez de la Peña)