¿Se hace estación de penitencia debajo de las trabajaderas? ¿Asistimos a una “reprofesionalización no remunerada” de las cuadrillas de costaleros? ¿Por qué las cuadrillas están hoy día duplicadas en número? ¿Qué responsabilidad tienen las juntas de gobierno en que las cuadrillas vivan verdaderamente el sentido de pertenencia a una hermandad?
Estas son algunas de las preguntas que salieron a relucir durante la interesante mesa redonda ‘Hermanos Costaleros: Ayer, hoy y mañana’, celebrada este jueves 11 de noviembre en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla con la participación del rector de la Hispalense, Miguel Ángel Castro, el ex hermano mayor del Gran Poder, José León-Castro, además de Cecilio Cano Bravo, Jesús Gil Pineda y Manuel Vallejo Martínez, bajo la moderación de José Joaquín Gómez González, integrante de la histórica cuadrilla de costaleros universitarios que el Martes Santo de 1973 portó al Cristo de la Buena Muerte. Todos ellos compartían una experiencia, la de haber sacado un paso como costaleros.
El rector de la Hispalense expuso su experiencia personal como costalero que fue del Señor del Gran Poder durante 22 años. A su juicio, el ser costalero implica tres signos de pertenencia: a la hermandad, a sus titulares y a lo que significa jurar sus Reglas, lo que le condujo a la «divina suerte» de haber podido llevar al Señor, «o que el Señor me llevara a mí»; un segundo signo de pertenencia es “con los capataces que nos llevaban”, “yo soy de los Ariza”, confesó; y la tercera pertenencia es «a las personas que conoces y a los lazos de amistad que se crean» bajo las trabajaderas.
El ex hermano mayor del Gran Poder y también integrante de la primera cuadrilla de costaleros hermanos del Cristo de la Buena Muerte, José León-Castro, defendió el «verdadero sentido penitencial» que se vivió en aquella primera cuadrilla de 1973. «Fuimos unos costaleros hasta cierto punto atípicos, no sólo por ser los pioneros, sino porque teníamos un concepto de hermandad que seguramente hoy no exista. Hoy las cuadrillas de costaleros se han convertido en verdaderos grupos de presión y eso en una hermandad no es sano», señaló.
Manuel Vallejo, capataz durante 22 años de su hermandad del Buen Fin, participó en la mesa como antiguo costalero profesional y también como integrante de cuadrillas de costaleros hermanos. A su juicio, el costalero que se mete debajo de un paso sin pertenecer a esa hermandad «nunca hará estación de penitencia». Según expuso, hoy una buena parte de los costaleros son “cuadrilla de un capataz, con lo cual tenemos un falso asalariado. El concepto de estación de penitencia se pierde». «A los que nos gusta hablar de hermanos costaleros, lo que nos gusta es ver a nuestros hermanos por la calle, no a señores portando una equipación de fútbol, con un escudo que no es el suyo, que se pasean por la calle, que entran en los bares y que algunos veces dan hasta tristes espectáculos”, censuró. Y fue más allá al asegurar que «hoy en día, por suerte o por desgracia, muchas cuadrillas se han convertido en gimnasios andantes: demostraciones de que uno es el más fuerte con tirantitas, pantalones arremangados y grupos en la calle con las cervezas en la mano en la puerta de un bar. Yo nunca vi eso entre los profesionales, porque como te viera el capataz, no cobrabas».
Cecilio Cano entró a formar parte de la cuadrilla del Cristo de la Buena Muerte en el año 1975, permaneciendo en ella hasta 1996. Según su testimonio, «en la cuadrilla que yo he tenido la oportunidad de vivir sí se ha vivido la estación de penitencia al cien por cien. Cuando no se es devoto de la imagen a la que portas, lo que se hace es un trabajo».
En la misma línea argumental, Jesús Gil Pineda, costalero de la Virgen de la Angustia, defendió que el costalero no hace el día de la salida una estación de penitencia, sino que debe afrontar un “trabajo colectivo” con un equipo, «estar todos a una con su capataz y sus compañeros y llevar el paso de su hermandad de la manera más digna, lo que no significa que el costalero no tenga momentos de oración con sus imágenes». «La estación de penitencia tiene un componente individual que no lo tiene el salir de costalero», subrayó, al tiempo que lamentó que «muchas veces le exijamos al hermano costalero cosas que no le exigimos al resto de hermanos. Es excesivamente duro cómo se trata a los hermanos costaleros».
El hermano mayor de Los Estudiantes, Jesús Resa, cerró el turno de intervenciones realizando un «reconocimiento a todos los miembros de aquella primera cuadrilla del Cristo de la Buena Muerte, chavales que no eran conscientes de lo que hicieron y de la trascendencia que tuvo, y a D. Ricardo Mena, hermano mayor por entonces, quien tuvo la valentía de asumir esa responsabilidad y le otorgó la confianza a estos hermanos».
El rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro, clausuró la mesa redonda lanzando un «mensaje de optimismo y de esperanza» sobre el futuro de los hermanos costaleros. «En realidad las Hermandades y Cofradías de Sevilla existen como parte de la Iglesia. Que exista mucha atracción (hacia el mundo del costal) es un regalo divino, porque constituye una oportunidad de evangelizar».
Esta actividad se enmarca en la conmemoración de la quincuagésima salida de la primera cuadrilla de costaleros hermanos en Sevilla bajo las trabajaderas de nuestro Crucificado.
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