Este sabado 18 de octubre hemos vivido un momento muy emotivo y especial para nuestra Hermandad. Nuestra Señora de la Esperanza ha visitado la Capillla Universitaria a su regreso de la Misión de la Esperanza.
Tras acceder al recinto universitario por la verja de la antigua Facultad de Derecho, las andas de la Virgen de la Esperanza alcanzaron la puerta de nuestra Capilla con la marcha ‘Virgen de los Estudiantes’, adentrándose en su interior a los sones del himno universitario ‘Gaudeamus Igitur’, interpretado por la Coral Polifónica de la Hermandad.
Una vez que las andas de la Esperanza se detuvieron frente a frente a nuestros Sagrados Titulares, nuestro hermano mayor, José Ignacio del Rey, pronunció una breve salutación ante esta “Esperanza misionera” que reproducimos a continuación:
“Dios te salve, Reina, Madre y Capitana. Misionera de Esperanza y ahora Universitaria. Gaudeamis Igitur, estamos alegres.
Desde que supimos de tu llegada toda la universidad saltó de gozo y alegría, las jornadas se nos hacían eternas, seguíamos la misión con impaciencia, sabiendo que una etapa de la misma tendría lugar en esta capilla.
Hoy, la Universidad se convierte en puerto y la capilla en faro. A sus puertas ha atracado, por gracia y por misión, la nave luminosa de la Esperanza de Triana. No ha llegado con el estruendo de las olas, sino con el susurro solemne de quienes saben que en el corazón de los universitarios también cabe la Esperanza.
Marineros del pensamiento, navegantes del saber, hoy rendimos homenaje a la Virgen que nos guía sin cartas de navegación, la que orienta sin brújulas, la que sostiene la vela firme en medio de la tormenta. Porque si hay un timón seguro en la travesía incierta del conocimiento y de la vida, ese es el rostro sereno de la Esperanza. Hoy la Esperanza echa el ancla en la Universidad.
Los universitarios reposamos en la Buena Muerte de Cristo, nos consolamos con la Angustia de su Madre y ahora nos llenamos de Esperanza misionera. El edificio más grande de España no es suficiente para contener tanta esperanza desbordada.
Dios te salve, Esperanza universitaria. Traes a nuestra capilla tantas y tantas oraciones rendidas a tus plantas en estos días, tantas y tantas necesidades, tantos y tantos sufrimientos. Traes la misión de dos barrios enteros entre tus manos, y has ido sembrando de esperanza tantas vidas abandonadas a su suerte, tantas situaciones de pobreza y desencanto.
Dios te salve, reina, madre capitana universitaria, consuelo de nuestras almas, luz en nuestra oscuridad, faro de nuestras vidas y brújula segura de nuestro destino.
La Universidad y su hermandad se rinden ante Ti, en tu visita misionera, la Buena Muerte de tu hijo caído abre aún más sus brazos para acogerte en su pequeña casa universitaria y la Angustia de su madre nos parece más llevadera.
Tu visita, madre, no es sólo presencia: es lección. La más honda, la más eterna. Porque quien mira a la Esperanza comprende que, por encima de los éxitos o fracasos, hay una luz que nunca se apaga: la fe en lo que aún no se ve, pero se espera.
Y así, como buenos marineros que izan la bandera de la razón al viento, como buenos hermanos de alma y misión, como buenos universitarios que caminamos entre libros y dudas, acogemos a la Virgen que no naufraga. Hoy la Universidad no estudia, ora. No calcula, siente. Porque la Esperanza ha llegado, y al llegar, nos recuerda que sólo quien espera, avanza.
Estamos alegres, por la visita de la Madre de nuestro señor, por la misionera que cambiará nuestras vidas, por el salvavidas de nuestras penurias. Dios te Salve siempre, Esperanza de nuestras vidas. Ahora todos a una, con fervor de hijos, entonamos juntos la Salve”.
Desde nuestra Hermandad, deseamos agradecer profundamente a la querida Hermandad de la Esperanza de Triana la visita de la que, más que nunca, ha sido Consoladora de los Afligidos en los barrios del Polígono Sur.
Fotos: Manuel Fernández Rando y Pablo Martínez
¡Viva la Esperanza de Triana!